La Torre Latinoamericana: un ícono de la historia y la modernidad de la Ciudad de México
Por Fausto Orozco, historiador y colaborador de KCDMXRadio.com
La Torre Latinoamericana es uno de los edificios más emblemáticos de la capital mexicana. Su ubicación céntrica, su altura y su historia la han convertido en un símbolo de la identidad y el progreso de la ciudad.
¿Sabes cómo se construyó, quién la diseñó y cómo ha resistido a los terremotos? En este artículo te lo contamos.
Un edificio con historia
El predio donde se levanta la Torre Latinoamericana tiene una larga historia que se remonta a la época prehispánica. Según algunos cronistas, ahí se encontraba la casa de animales del tlatoani Moctezuma II, donde se guardaban aves exóticas, reptiles y mamíferos.
Tras la conquista española, se construyó el antiguo Convento de San Francisco, que fue uno de los más importantes del virreinato.1
En 1946, el terreno fue adquirido por la compañía La Latinoamericana Seguros, S.A., que tenía la intención de construir un rascacielos que representara su importancia en el país y el crecimiento de la ciudad. Para ello, contrató al arquitecto mexicano Augusto H. Álvarez, quien había estudiado en Estados Unidos y tenía experiencia en el diseño de edificios altos.
La construcción de la torre se inició en 1948 y terminó en 1956. El proyecto original contemplaba un edificio de 27 pisos, pero luego se decidió aumentar a 44 pisos y agregar una antena de televisión. La torre se inauguró el 30 de abril de 1956 con una altura total de 181.33 metros, siendo el edificio más alto de América Latina y el cuarto más alto del mundo fuera de Estados Unidos.
Un edificio con arquitectura
La Torre Latinoamericana es un ejemplo de la arquitectura moderna mexicana, que se caracteriza por el uso del acero, el vidrio y el concreto.
Su fachada está revestida con paneles metálicos y cristales que reflejan la luz y crean un efecto dinámico.
Su planta tiene forma rectangular con esquinas redondeadas y su volumen se divide en tres partes: un basamento, un cuerpo central y una corona.
El basamento ocupa los primeros cuatro pisos y alberga comercios, servicios y accesos al edificio.
El cuerpo central ocupa los pisos del 5 al 37 y contiene oficinas, salas de conferencias y servicios técnicos.
La corona ocupa los pisos del 38 al 44 y tiene un mirador público, un museo del Bicentenario, un restaurante giratorio y una antena.
La estructura del edificio está compuesta por un esqueleto metálico que soporta el peso de las losas de concreto.
Para cimentar el edificio se hincaron 361 pilotes de concreto hasta una profundidad de 34 metros hasta llegar a una capa resistente del subsuelo.
Además, se construyó una losa de cimentación a manera de cajón que empotra la torre a una profundidad de 13.50 metros.
Un edificio con resistencia
La Torre Latinoamericana es famosa por su resistencia a los terremotos, que ha demostrado en varias ocasiones.
El edificio fue diseñado con un sistema antisísmico que consiste en una estructura rígida que se balancea con el movimiento del suelo y unos amortiguadores que absorben la energía.
El ingeniero responsable de este sistema fue el doctor Leonardo Zeevaert, quien realizó un amplio estudio del subsuelo y las condiciones sísmicas de la ciudad.
El primer gran terremoto que enfrentó la torre fue el del 28 de julio de 1957, que tuvo una magnitud de 7.9 y causó graves daños en la ciudad. La torre sufrió algunos daños menores en su fachada y en su antena, pero no se derrumbó ni se inclinó.
El segundo gran terremoto fue el del 19 de septiembre de 1985, que tuvo una magnitud de 8.1 y provocó la caída de muchos edificios.
La torre resistió sin mayores problemas, aunque se balanceó hasta 2.5 metros. El tercer gran terremoto fue el del 19 de septiembre de 2017, que tuvo una magnitud de 7.1 y afectó principalmente al centro y sur de la ciudad.
La torre no sufrió ningún daño estructural, solo algunos vidrios rotos.
La Torre Latinoamericana es un ícono de la historia y la modernidad de la Ciudad de México.
Su construcción representó un reto técnico y una muestra de ingenio mexicano.
Su arquitectura refleja el estilo y la vanguardia de su época. Su resistencia a los terremotos es una prueba de su solidez y su seguridad.
Su mirador ofrece una vista panorámica de la ciudad y su museo narra su historia y su evolución. Visitar la Torre Latinoamericana es una experiencia única e inolvidable.
